jueves, 7 de marzo de 2013

Lágrimas por un Héroe

Chávez, un Héroe que caló profundo en los pueblos humildes.
El autor (extremo derecho) acude a rendir homenaje a Chávez.
Foto: Abel López Montes de Oca

No siento pena. ¿Por qué sentirla?, al reconocer que hubo humedad en mi rostro, más de una ocasión, al observar a miles de venezolanos comparecer ante el féretro que contiene el cuerpo gallardo y victorioso de su Presidente Hugo Rafael Chávez Frías.
No es posible en tan solemne momento no conmoverse, dejar de sentir que el más profundo sentimiento humano brote por nuestros ojos. Llorar, aunque sea una lágrima, cuando se hace con la naturalidad y amor por algo o alguien que merece un torrente, es mostrar afecto y respeto, y el compañero Chávez bien merece nuestro humilde reconocimiento.
Deseamos estar allí, junto a sus coterráneos, mostrándole gran aprecio en el gesto modesto de un saludo y el ¡Hasta siempre Comandante! Usted es faro y guía para cada mujer y hombre no solo de nuestro continente, sino del mundo. Sus enseñanzas y ejemplos constituyen simientes que debemos cultivar en la tierra latinoamericana y de cuanto confín requiera de apoyo humano y solidario.

Lloré, sí, porque usted nos enseñó a amarlo como se ama a los hombres que luchan por la libertad de los pueblos, como nos enseñara nuestro Héroe Nacional José Martí. Qué digna es la persona que puede demostrar lo que siente por la pérdida física de un amigo, compañero, dirigente y líder, porque todo ello fue, mejor dicho es usted, porque su gigante figura seguirá erguida, señalando el mañana con el postulado que usted deja.
Mis lágrimas son orgullo personal, porque me hicieron crecer como cubano y latinoamericano, porque hay  humanidad en mí, esa que usted impregna a cada hombre de estos tiempos, de su tiempo, querido Comandante de los pobres.
Abrir las cuencas de mis ojos y mojar mi rostro, reitero, es ser sincero, sin perder  dignidad alguna, con quienes debemos recordar por siempre y tener presente en cada momento difícil, como aprendimos de sus grandes amigos: Fidel y Raúl, quien partió hacia su tierra para rendirle honores junto al Libertador de América, Simón Bolívar.
Hay acontecimientos necesarios para fortalecer el espíritu, aunque muchos de ellos nos calan profundo, como este de su pérdida física, sin que ello signifique doblegar la viril compostura de los hombres.
Comandante Chávez, ¡Hasta la Victoria Siempre!

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