martes, 27 de noviembre de 2012

Estados Unidos: la política del dinero


Cuanto se lee y escucha acerca del enorme gasto en que incurrieron los pretendientes republicanos y el reelecto inquilino de la Casa Blanca, el demócrata Barack Obama, en las elecciones legislativas y presidenciales de Estados Unidos del 6 de noviembre último, resulta inexplicable y, a la vez, una burla para los millones de seres humanos en extrema pobreza.
Estos se preguntan cómo es posible que unos pocos derrochen cuantiosísimas sumas de dinero mientras poblaciones enteras, como Haití y de muchas otras naciones, en particular de África, mueran por falta ayuda alimenticia, atención médica, plazas laborales y de otras necesidades fundamentales para sobrevivir.
Es posible que quienes difundan por el mundo la hipócrita mentira en favor de los derechos humanos y protección de los pueblos, como hicieran en Libia valiéndose de una bárbara y enjundiosa guerra mediática, que tratan de repetir en Siria, llenen sus arcas de dinero para devenir señores del imperio y olviden lo más elemental de la Naturaleza: a sus propios congéneres.

Sí, es posible, porque para el afro-norteamericano Obama y compañía, sean de uno u otros partidos políticos, lo principal es su absurda y burda política, dirigidos como marionetas por quienes ostentan el mandato en la nación norteamericana: el poder de la industria militar, judicial, legislativa y demás para gobernar a su antojo y decidir qué hacer, cuándo y dónde. 
El actual presidente estadounidense, por ejemplo, de 760 millones de dólares recaudados y empleados en las anteriores elecciones para derrotar al republicano John McCain, se estima llegó en esta ocasión a los ¡mil millones! en contribuciones, dio a conocer el Centro de Política Responsable, según reconoció mediante Notimex.
Si los comicios del 2008 costaron la exorbitante suma de cinco mil millones de dólares, la próxima, refleja la mencionada entidad, ascendió a ¡seis mil millones! y pudiera quedarse corta esta cantidad, según los sondeos de especialistas en el tema.
Puede un presidente de Estados unidos ocuparse de la pobreza de su propio pueblo, donde hay millones de niños, jóvenes, adultos diseminados por todos los estados de la Unión sin alimentos, techo y empleo, incluso carentes de seguros médicos, cuando en su mira solo está agenciarse cada día más dinero para ostentar poder y devenir el rey del mundo.
Si eso ocurre en la patria de George Washington y Abraham Lincoln, qué quedará para los demás países como no sea servir de fuente de saqueo y guerras para escamotearles sus recursos de todo tipo para beneficiar a la opulencia de los grandes consorcios, los que hicieron grandes erogaciones a favor de las campañas políticas de unos u otros aspirantes legislativos y presidenciales.
No serán estos abominables hombres ricos quienes libren a la humanidad de sus males; serán los hombres y mujeres de cada pueblo del mundo, sobre todo los más explotados, humildes, pobres, como los Indignados de Nueva Cork, Grecia, España y de otras muchas latitudes, quienes más tarde que nunca acaben con estos ricos que, como los otros, también nacieron desnudos, y se enriquecieron con el sudor y propiedades ajenos.

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