martes, 27 de noviembre de 2012

Cirugía plástica para el señor Obama


Si al actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, en lugar de otorgarle precipitada y equivocadamente el Premio Nobel de la Paz, le hubiesen obsequiado el Universal de la Hipocresía, entonces sí la humanidad toda estaría de acuerdo.
Porque, mire señor Presidente, hay que ser muy, pero muy caradura, con respeto a su investidura, para enarbolar ante el mundo, como lo hicieron con anterioridad sus homólogos del poderoso país norteamericano, que Estados Unidos es la nación donde más se respeta la democracia y los derechos humanos, cuando en realidad es todo lo contrario.
Aseveran tales argumentos más razones que dinero poseen ustedes, claro que a costa de los pobres del mundo.
Quienes se apresuraron para entregarle tal reconocimiento, en la creencia de que su cacareado ‘change’ sería como barita mágica que ofrecería a los pueblos la paz y tranquilidad requerida para enfrentar el hambre, insalubridad y la falta de trabajo, entre otros males, que padece. Craso error. Los anunciados cambios eran para, como reza un viejo refrán de los cubanos, salir de Guatemala y caer en guatequepeor.
Mantuvo sus guerras en Afganistán e Irak, y emprendió la cruzada, junto a sus aliados de Europa y demás componentes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), más los países árabes vendidos al imperio norteño, contra Libia hasta destruirla casi completamente, matar a miles de personas y asesinar a su máximo líder, Muammar El Gadafi.
Parece que tantas atrocidades no le bastan, y mantiene al mundo al borde de una conflagración nuclear que acabaría con la vida terrestre debido al arsenal de armas de exterminio masivo existente, debido a su empecinado capricho de hacer lo mismo con los legítimos gobiernos de Siria e Irán, mientras que en la península coreana mantiene altas tensiones con su bravuconería, con ayuda de Corea del Sur,  contra la República Democrática de Corea.
Obama y sus acólitos están aferrados a que tienen el “legítimo derecho” a decidir quién debe gobernar cada país, aunque para nadie fue nunca un secreto que el derrocamiento del gobierno libio se debió, junto a Francia, Reino Unido y demás seguidores, tuvo como objetivo apoderarse del petróleo del país norafricano.
Recurso energético ahora disputado por ellos y los propios miembros del llamado Consejo Nacional de Transición, puros fantoches de la política neoliberal u guerrerista yanqui y demás imperios mediante sus grandes corporaciones de esa industria.
La República Árabe Siria es punto y aparte, no hay tal abundancia del llamado oro negro, pero sí una importante posición geográfica, como centro del mundo árabe, desde donde pueden los agresores proyectarse hacia el cercano Irán y encausar una estrategia de dominio geopolítico, con importantes enclaves militares para arrollar cualquier sublevación popular en el área y más allá.
Ese es, a mi punto de vista, un elemento sumamente interesante por el cual realizan ingentes esfuerzos para destronar al presidente Bashar al-Assad y a su partido BASS, del Renacimiento Árabe Socialista, y de paso a los grupos aliados del Líbano y de la sufrida Palestina.
La nación siria alcanzó plena independencia en 1946, y, recogen datos históricos, tres años más tarde el país cayó bajo la primera de una serie de dictaduras militares que gobernaron el país por un largo período. Como en otros países del Oriente Medio, el nacionalismo árabe se convirtió en importante fuerza política durante el decenio de 1950.
La influencia de la revolución de Gamal Abdel Nasser en Egipto fue tan fuerte que, en 1958, Siria se sumó a la tierra de los faraones en la formación de la República Árabe Unida. Poco duró la alianza, los sirios terminaron esta unión en 1961 para establecer la República Árabe Siria.
La más poderosa fuerza política en Siria, desde entonces, ha sido el Partido BAAS (del Renacimiento Árabe Socialista), que tomó el control en el país desde 1963 hasta la actualidad.
Si bien, dificultades internas exigieron cambios que el gobierno encamina, el pueblo respalda a su presidente, que cuenta con el respaldo de un ejército fuerte, dispuesto a defender sus derechos de independencia y soberanía, máxime después de tener las experiencias de Libia, donde impera la desorganización y guerra de rapiña.
Con el apoyo diplomático y político de la República Federativa Rusa y la República Popular de China, y la valentía de sus fuerzas armadas contra los agresores externos, armados y pagados por los países imperiales liderados por Estados Unidos, los sirios no depondrán el honor y la razón que les asiste para que su país no sea pasto de la ambición y la destrucción total.
Tales aberraciones del reelecto presidente Barack Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos, lo convierte, sin lugar a dudas, en el máximo, aunque no único, aspirante al Premio de la Hipocresía y la mentira, esa que dijo a su pueblo sobre el cambio, aunque quizás su “change” era acerca de una necesaria cirugía plástica.

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